Danza de los ava guaraní en el parque Alejo García de Ciudad del Este. |
-¿De
dónde sos?
-De
Ciudad del Este ¿y vos?- le pregunté.
-¡Ah!
Yo soy carpero de Ñacunday. ¿Ya escuchaste hablar de Ñacunday?-me dijo.
Al escucharlo, sorprendida por su autodenominación, le pregunté:
Al escucharlo, sorprendida por su autodenominación, le pregunté:
-¿Pero
cuántos años tenés?
-
Tengo 13 años.
Me habló con tanta firmeza! Reflexioné por un instante el significado
social que envuelve denominarse “carpero de Ñacunday”. Me asombró cómo el niño
de 13 años se asumió de esa manera, sin miedos y hasta con orgullo, ignorando tal vez, la percepción negativa que tienen "los carperos" ante la opinión pública.
No
le pregunté su nombre. Siempre me pasa. Olvido averiguar la identidad cuando me cautiva la historia. En este caso, creo que es mejor. Este niño representa a muchos anónimos en sus mismas condiciones.
Me
contó que hace 9 meses vive bajo una carpa en Ñacunday con su papá y su mamá.
–Mis hermanos viajaron a España, otros a Argentina- me dijo.
–Mis hermanos viajaron a España, otros a Argentina- me dijo.
Estaba
como yo, sentado y mirando danzar en círculo a los indígenas ava guaraní, que como él y
su familia, reclaman un pedazo de tierra en Alto Paraná. Me comentó que hace
una semana, los carperos están instalados en la Plaza de la Paz de Ciudad del
Este.
-Estamos
exigiendo la libertad de nuestro líder Victoriano López. ¿Escuchaste hablar de
él?- me volvió a preguntar, sospechando tal vez, que ignoraba la situación, o tal vez pensaba que podría estar informada, por lo mucho que ya publicó la
prensa sobre el caso Ñacunday.
Le
respondí que sabía del tema.
-Está
preso- le dije.
-Sí,
pero pronto saldrá en libertad. Le quieren matar, tiene que salir pronto porque
si no, corre peligro de muerte.
No
podía creer que estaba escuchando a un niño de 13 años! Mi
nuevo amiguito estaba preocupado, porque de la libertad de su líder, depende la
lucha por tener tierras en Ñacunday. Sólo así, podría tener una casa como todos
los niños, vivir dignamente con su familia y dejar de vivir en la incertidumbre.
¿Es
cosa de niños preocuparse por todas estas cuestiones?
Mientras tanto,
los niños indígenas danzaban en círculo siguiendo a sus abuelos, padres, madres
y hermanos mayores. Estábamos ahí sentados, en un acto
organizado por jóvenes, en solidaridad con el reclamo de los ava guaraní. Esta
comunidad indígena reivindica 702 hectáreas en Presidente Franco. Las tierras
están actualmente en poder del grupo empresarial Favero.
Los
ava guaraní llevaban semanas en el parque Alejo García, por otro lado, los carperos tenían una semana
en la Plaza de la Paz. Las plazas de Ciudad del Este se convirtieron en
espacios de reclamo social. Y en ese escenario, estaban los niños, que no
estaban precisamente jugando, sino reclamando un pedazo de tierra
para vivir.
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