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miércoles, 23 de mayo de 2012

Humor político, una forma sutil y comprometida de fisurar el sistema

Existen referentes de la historia de la comunicación latinoamericana, que merecen ser recordados e invocados, más aún, cuando como en este caso, los contextos son tan similares.

Una de esas personas es Jaime Garzón: abogado, periodista, humorista y pacifista colombiano, quien demostró que para hacer humor y entenderlo, hay que estar bien informado. Nació el 24 de octubre de 1960 y murió (asesinado) el 13 de agosto de 1999 en Bogotá.

En un país donde se instaló la narco-política, decir la verdad es atentar contra el poder de turno y arriesgar la vida. Jaime Garzón fue un revolucionario que utilizó el humor político para combatir un sistema de opresión. Haciendo reír a su gente, creó conciencia ciudadana.

A continuación, comparto un video de la conferencia que brindó Jaime Garzón en 1997, ante universitarios de Colombia, la mayoría, estudiantes de Comunicación Social.

Sin desperdicio, Jaime describe la cruda realidad, hace que la gente se mire al espejo, se ría de sí misma, reflexione y por lo menos se plantee cambiar algo.

Entre otras cosas, habla de los vínculos del narcotráfico con la política, la manipulación de los medios de comunicación, el pueblo sin conciencia, adormecido o tal vez anestesiado por el discurso mediático impuesto por el poder de turno.

Te invito a ver este video y después lo analizamos...


Escucharlo a Garzón hablar de Colombia, es como si estuviese hablando de Paraguay. Corría el año 1997, pero su discurso en esencia sigue más vigente que nunca.

Preguntaba: ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? Y en un programa de 22 minutos, él hacía un noticiero de “desinformación” llamado Quac, para que la gente tenga una visión amable de su realidad.

“¿Es posible que la solución de la crisis nacional venga de quienes la han provocado? Y algunos dirán ¡Es que no hay líderes! ¡Si somos más de 30 millones de personas contra una franja pequeña que se ha apoderado de los medios de comunicación, de todas las cosas!”, así cuestionaba a Colombia. Cualquier parecido con la realidad paraguaya, ¿es pura coincidencia?

“La narco-política se instaló en Colombia. ¡Y nosotros que pensábamos que entre la política y el narcotráfico podía haber distancia! Pero se ha demostrado que no”, dijo en aquel entonces, año 1997.

¿Y por casa como andamos? En Paraguay, uno de los próximos presidenciables estaría vinculado con las mafias del narcotráfico y el lavado de dinero.



UN MENSAJE VIGENTE

“Sólo quiero dejarles un mensaje”, dijo Garzón a los universitarios y continuó:

“Son dos cosas: Primero, si no reaccionamos, si ustedes como jóvenes no asumen el control de su propio país, con los elementos que les da la constitución nacional, por ejemplo el voto, seguiremos mirando al país ir por una parte y nosotros iremos por otra (…) Y por otro lado, les cuento que tuve una experiencia con los indígenas, que fue traducir la Constitución Nacional a lenguas indígenas. El artículo 11 de nuestra Constitución, dice penosamente: Nadie podrá ser sometido a pena cruel, trato inhumano o desaparición forzada. ¡Es como si te dijeran al llegar a casa ajena que no te limpies con el mantel! Ellos simplemente lo tradujeron así: Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal a su persona, aunque piense o diga diferente. ¡Con que aprendamos ese artículo, salvamos a este país!”…

Una estudiante le pregunto: ¿Además de humor político, que hace Garzón por el país?

A esta pregunta respondió que simplemente, de todo lo que siempre dice, algo queda en la gente. Y fue así, que en el 1998, Colombia tuvo una de las elecciones más participativas de su historia democrática, con una amplia participación de jóvenes. ¿Algo quedó no?

SIN PELOS EN LA LENGUA

“¡Los comunicadores sociales no saben nada!”, dijo sin titubear a su público integrado en su mayoría, por estudiantes de comunicación social. Lo abuchearon y le exigieron respeto. Pero él continuó, lo repitió y lo sostuvo argumentando con chistes cargados de verdad.

“La universidad forma gente que sólo repite, que sólo dice lo que le mandan decir. Necesitamos gente con criterio. ¡Presenten una propuesta de qué necesita este país en materia de comunicación social! ¿O acaso necesitamos niñas lindas que presenten noticieros y no sepan lo que dijeron?”.

Multifacético, Jaime Garzón hizo periodismo a su manera. Consultado sobre, ¿quién es Jaime Garzón? Contestó, “Uno no sabe quien es, sino quien no es”.

Dijo la verdad con humor y sin violencia. Criticó a los narcos, a los políticos, a la gente común, la riqueza, la pobreza, la inutilidad estatal, la intromisión del Gobierno de los Estados Unidos en Colombia…

Dicen que la verdad duele, pero Garzón encontró una forma sutil de decirla, entre risas.

“El humor genera un espacio en el que la risa y la no comprensión de lo dicho, permiten que sea interpretado de varias maneras, entonces la verdad no agrede”, explicaba.

Jaime Garzón hacía humor, hacía periodismo, hacía política: “Porque la política no es sólo ejercer el poder, sino también la visión del poder desde afuera”.  

Su risa es inmortal y su mensaje, más vigente que nunca, para Colombia, Paraguay y Latinoamérica toda.


martes, 22 de mayo de 2012

Cautiva


Presa de tus ojos
y de tu sonrisa
compañera de tus sueños
cómplice de tus locuras
tu mirada, mi universo 
con mirarte basta
y te veo volar...

Mi recuerdo
mi esperanza
una noche, una luna, un beso.

Sueños
profundos anhelos del corazón
te esperé, te espero  
y te sigo esperando...

Podría intentar olvidarte
pero no quiero
mi corazón es tu lugar
y aunque podría desterrarte
te quiero en mi historia
hoy y para siempre.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Llamados a construir en el disenso

Me veo en la obligación de contribuir de alguna manera, al proceso político que vive en estos momentos, el estamento estudiantil de la Facultad de Filosofía de la UNE.

Antes que nada, quiero aclarar que mi postura es independiente a la amistad y el aprecio que tengo hacia cada uno de los compañeros y compañeras, que actualmente están en puja por cargos electivos del sector estudiantil.
           
Primero que nada, celebro la discusión y el ambiente previo a estas elecciones para la renovación del Centro de Estudiantes. Es la época ideal para reflexionar qué hemos hecho bien o mal desde que se establecieron los organismos de representación estudiantil, llámese Representación ante el Consejo Directivo, Centro de Estudiantes o Consejo de Delegados.

Para mejor comprensión de lo que intento transmitir, explayaré mi postura por puntos:

1.      Participación de egresados, un fenómeno interesante
Este hecho debe ser valorado como positivo, ya que se debería apuntar a un mayor compromiso de los egresados con la Facultad y su proceso de crecimiento. Debemos erradicar el pensamiento de que al acabar la carrera, termina también el vínculo con la Universidad. Los egresados tienen mucho que aportar, principalmente por la experiencia acumulada.
En algunas universidades del extranjero, las Asociaciones de Ex Alumnos son entidades que ayudan mucho en la manutención y mejoramiento de la institución.

2.     Puja política y ventilación de trapos sucios
Lastimosamente poco se ha debatido hasta ahora sobre propuestas o proyectos en este periodo previo a las elecciones del Centro de Estudiantes. Más bien, escuché y leí acusaciones y calificativos de ambos bandos. ¿No deberíamos intentar elevar el nivel de discusión política?
Pese a que poco contribuye el tiroteo en tiempos pre-electorales, lo rescatable es que las mutuas acusaciones permiten al estudiante “común” enterarse de los trapos sucios de la gestión saliente.

3.     Ética y transparencia
Existen muchas dudas en cuanto a la gestión del Centro de Estudiantes, no sólo del último periodo, sino también de los anteriores. Nunca se rindió cuentas, a través de un balance o un informe de gestión, mínimamente ante el Consejo de Delegados. Lo correcto es que cada vez que fenece un mandato, se rinda cuentas ante los estudiantes.
Está también la cuestión de los cargos. No se puede ocupar dos cargos a la vez, o se es delegado de curso o se es miembro de la directiva del Centro de Estudiantes. No se puede ser juez y parte. Tampoco se puede ser representante ante el Consejo Directivo y presidente del Centro a la vez. Y por supuesto, también va contra la ética ser representante estudiantil y ser funcionario de la Facultad (independientemente a la dieta establecida). Todos los casos mencionados anteriormente ya ocurrieron y siguen sucediendo en la FAFI. ¿Por qué no se respetan los roles? ¿Por qué no se exige el cumplimiento de las reglas?

4.     Fortalecimiento de los organismos estudiantiles
Lastimosamente la violación a las reglas se convirtió en una cuestión cultural en la FAFI. Si otro lo hizo, ¿por qué yo no? Al diablo con los reglamentos. Pocos conocen la Ley 250, el Reglamento Interno de la Facultad, el estatuto del Centro de Estudiantes (con paradero desconocido y nunca actualizado) y el reglamento del Consejo de Delegados. Empecemos por conocer las reglas, los deberes y obligaciones para poder ejercer como corresponde la ciudadanía universitaria.
Hay asignaturas pendientes. Pocos tienen interés en las cuestiones de la facultad. Muchos se conforman con calentar las sillas, asistir a clases y recibir un cartón luego de unos años. Falta mayor participación, la lucha se inició hace tiempo y hubo avances. El Centro de Estudiantes se reactivó en el 2007, año en que también se creó el Consejo de Delegados y así se estableció un sistema democrático de organización estudiantil. Aún así, todavía falta que los estudiantes conozcan cuál es la función de cada uno y cómo ser parte de ellos, fortalecer estas instancias y que trabajen de forma efectiva y coordinada.

5.     El rol del Ñacurutu News
El Ñacu tuvo su origen en el 2008 y su auge con la crisis del ex decano Figueredo. A partir de ahí, este blog se convirtió en un espacio de libre expresión de los estudiantes de la Facultad de Filosofía y también de la UNE en general. Nunca hubo quien modere el debate, es una anarquía de comunicación. Es un espacio abierto, de todos, no sólo de una persona, más allá de que su creador, el compañero Silvio Benítez, sea quien más postee. No es bueno estigmatizar al Ñacu, porque este blog es simplemente el reflejo de la realidad fafiana, es el espejo donde se mira el estudiantado. El nivel del debate, de los artículos, los temas abordados, es simplemente el reflejo de nuestra realidad, “Duela a quien le duela”, como dijo alguna vez un ex presidente de centro de estudiantes.
El Ñacu guarda en sus páginas virtuales retazos de la historia de la FAFI, relatos de sus protagonistas, instaló frases célebres en los pasillos y trascendió las murallas de la facultad.
Hay mucho por mejorar, pero el Ñacu crecerá en la medida en que crezcan los estudiantes.

6.     Sigamos construyendo

Finalmente, el desafío es construir a partir de las diferencias. La diversidad enriquece, no pretendamos que todos piensen igual porque ahí estaremos perdidos. Es importante que cada uno de los estudiantes de la FAFI, ocupe o no un cargo electivo, sea consciente de su rol y su responsabilidad. Cumplamos con lo acordado y no habrá cuentas pendientes, ni trapitos sucios que sacar al sol.

Después de todo: “Si los hermanos se pelean, los devoran los de afuera”.