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viernes, 20 de julio de 2012

¿Dónde queda la independencia periodística?


Con mucho dolor, impotencia e indignación, este jueves 19 de julio, fui testigo de un atentado a la independencia de los medios de comunicación del Alto Paraná. Y en realidad, antes de hablar de un atentado, tendría que preguntar si existe la tan mentada independencia.

La credibilidad es el principal capital de un medio, por ende, también del periodista. Pero, ¿qué credibilidad puede tener un medio de comunicación que pide la financiación de un movimiento político, para organizar un torneo deportivo, cuyo espíritu es la integración de los trabajadores de la prensa?

El Paraguay atraviesa una crisis política y social, y en este contexto, más que nunca la ciudadanía precisa de medios creíbles, información confiable, independiente, veraz. ¿Es esto posible en el Alto Paraná, donde un espacio tradicional de recreación de los trabajadores de prensa es financiado por los políticos de turno?

Esta no es la primera vez que ocurre. El Torneo Inter-medios es tradicional en la zona desde hace más de una década. Obviamente, el hecho de que los trofeos, el alquiler de la cancha y la contratación de los árbitros sean financiados por un sector político partidario, no implica que todos los medios participantes apoyen determinados candidatos. Sin embargo, se partidiza un evento que debería carecer de preferencias políticas, porque se supone que es plural y de integración. Con esta práctica, se pone en peligro la credibilidad de la prensa paranaense al vincularla con un movimiento político.

Esta crítica pretende ser constructiva y por otro lado, hacer visible a lectores, oyentes y televidentes, una realidad que necesita cambiar. Al fin de cuentas, los medios obedecen a su público.

A modo de complementar esta reflexión, dejo esta documentación bibliográfica:

“Un periodista debe ser creíble. El proceso democrático depende de un flujo contínuo de información confiable, verdadera y exacta. Los periodistas son los primeros responsables de ese proceso. Su éxito –en realidad su supervivencia económica- depende del establecimiento de una relación de confianza con sus lectores, oyentes o televidentes. Tienen un contrato con la sociedad civil para recoger y difundir información, pero deben hacerlo de manera ética. Los periodistas que solo entregan un punto de vista, que hacen sensacionalismo al cubrir la noticias, que no informan acerca de sus fuentes o usan el engaño para reunir información sin una razón que lo justifique, están corroyendo esa relación de confianza que es esencial para el cumplimiento de la misión de la prensa en una sociedad democrática. Los periodistas deben ser independientes. (…) Los periodistas deben ser independientes de cualquier influencia externa o alianza comprometedora incluyendo las presiones comerciales y la participación en actividades políticas u otras causas que puedan ser vistas como conflicto de intereses. Esto no significa que el periodista deba ser un ermitaño social, pero es imperativo que no aparezca ante el público como una persona comprometida con ningún interés especial”. (Louis A. Day en La ética periodística en el nuevo milenio. Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile 2001, pp 31 y 32).